R. M. Millán

sábado, 5 de diciembre de 2015

Amaneció igualito

Amaneció igualito,
Con la misma incertidumbre por la cantidad de estrellas,
Amaneció con ganas de amanecer otra vez,
Pero con un sol que en vez de astro
Resultó meteorito.

Aún no llega la tarde
Pero da lo mismo si claro u oscuro,
Las banderas ya no visten las astas
Sino que limpian la sangre,
¿O es esmalte?
Y de esa manera llegó el martes
Con los pañuelos bañados de menta o de vinagre
Y los informales haciendo subastas
Con otro protagonista, no aquel fulano Yaguno;
“Basil, mi intención no era asesinarte”.
Le gritaba alguno.

Me hubiese gustado un discurso más bonito
Pero escuchando en todos la voz de Castro
No encuentro en ninguna la sensatez
De un filo que ya no necesita mella
Sino un dueño amaestraíto.

Pasaron martes tras martes,
El almuerzo se volvió innecesario
El contraste se hizo más evidente
Y las estrellas seguían confundidas

“¡Hasta pronto!”




1 comentario:

Anónimo dijo...

Brutal mi hermano. #soybracho en la casa.