1
Así dejas de lado la
fantasía: te arrancan la niñez sin previo aviso, te consumen con expectativas
incumplibles, te hacen incapaz de satisfacer al mundo, recibes páginas nuevas
que desgastar y te hacen responsable de todo lo que pueda pasar. De ti sólo queda
la misma pregunta transitoria desde que subes al tren del encanto: "¿qué
debo hacer por mí?" Cada verdad se
convierte en un espejismo contundente que ansías ver desaparecer con la neblina
al otro lado del cristal. Pero no, mi cara refleja lo que mi prudencia intentó
ocultar por mucho tiempo.
2
Me
quedo entre la buena
y la mala noticia;
quisiera más bien
seguir de largo.
y la mala noticia;
quisiera más bien
seguir de largo.
3
Hoy
celebro por esas luces que luchan a diario.
Hoy celebro por la gracia de Dios restaurando mentes y corazones en Venezuela.
Hoy celebro porque las esperanzas que no se han apagado, rompen cadenas de opresión.
Hoy celebro porque mi país se lo merece.
Feliz día de la independencia.
Hoy celebro por la gracia de Dios restaurando mentes y corazones en Venezuela.
Hoy celebro porque las esperanzas que no se han apagado, rompen cadenas de opresión.
Hoy celebro porque mi país se lo merece.
Feliz día de la independencia.
4
《[...] el tiempo sigue siendo el protagonista, pero yo he renacido
en algo vivo.》
Un vuelo metonímico, no disfrazado ni perplejo, más bien aventurero y decidido:
el fénix no teme a las alturas ni al vuelo, aunque sí al fracaso. Una
experiencia siempre es digna de segundas oportunidades aun cuando se traten de
alimentos que con el tiempo se pudren. No por eso dejan de ser alimentos, y el
fénix lo aprendió de los nutrientes de sus cenizas. Y lo que parece una hora
marcada, es un norte explorado, un destino al que le da la espalda el fénix
porque en el frío de lo absurdo, las cenizas no emergen. Sin ciclos, el fénix
es un ave mortal y común. El tiempo no se detiene, pero sí burla. Sin importar
dónde se encuentre tu norte, vuela, que mi mano estará extendida para tu
reposo, sin horas ni brújulas ni cataclismos; cuando las alas ya pierdan su fuerza,
lánzate en picada y recurre a las llamas de tu resurrección: todo ciclo empieza
al final.
5
Preferí
quedarme e ignorar el peligro,
Pretender que no había acecho ni era yo a quien deseaban.
Me entretuve con tu melodía sin compases,
Con tus movimientos de cisnes. Y me enamoré de tu paciencia al descender.
Te supe mía por minutos
Mientras se apresuraba el impacto ya advertido
Y no me importó porque por fin te había encontrado,
Entre las armaduras rocosas de nuestras caídas estabas tú
Vestida de blanco y transparecias llorando cataratas
Quién sabe si de alegría o nostalgia;
Hasta que de mis dedos resbaló un beso que te adornó los pómulos arremolinados.
Antes del impacto mortal, sellé mi pacto de amor.
Pretender que no había acecho ni era yo a quien deseaban.
Me entretuve con tu melodía sin compases,
Con tus movimientos de cisnes. Y me enamoré de tu paciencia al descender.
Te supe mía por minutos
Mientras se apresuraba el impacto ya advertido
Y no me importó porque por fin te había encontrado,
Entre las armaduras rocosas de nuestras caídas estabas tú
Vestida de blanco y transparecias llorando cataratas
Quién sabe si de alegría o nostalgia;
Hasta que de mis dedos resbaló un beso que te adornó los pómulos arremolinados.
Antes del impacto mortal, sellé mi pacto de amor.
6
La espera que se vuelve cenizas se somete a un sacrificio de óxido
deprimente. Duele más cuando toca esperar con los ojos puestos en ti, cuando
hay que saberte ajena y dispersa en el aire como caminante errante de un
porvenir seguro, lleno de probables anaqueles de riquezas, corroídas también
por la salitre de tu indiferencia. Hasta que la vejez me derrumba de a poco, el
martirio se entremete entre nosotros; y a veces te quiero; otras veces no
puedo. Pero si dejo de quererte, ¿habré perdido mi tiempo admirándote? ¿O es
que mi silencio es de hecho mi condena de contundencias irresolubles? Y cuando
me duele la espalda me recuesto de mi orgullo y ahí, en ese descanso, aparece
una cinta perfumada que me eleva la mirada al cielo. ¿Por qué tanto anhelo a lo
que más desprecio ha demostrado? Porque te supe amar a pesar de mis
irregularidades. No las tuyas, esas las puedo tolerar. Incluso los hijos
engendrados de otros los pudiera adoptar para que vengas a mí y recojas mi
ancla. Sin ti no tengo intenciones de naufragar.
7
Así
te vistas como a la seda,
Mis ojos atravesarán los obstáculos que a otros les provoque ceguera.
Así te ocultes en la transparencia,
Mi olfato detectará esencias del sudor que se desliza en tu espalda.
Así sonrías sin mirarme a la cara, me sonrojaré en el pecho para que las mejillas no me delaten.
Así dejes caer tu bufanda, correré en contra del viento y te refugiaré del frío;
Pero cuando llueva, no. No me ocultaré de las gotas, es como caer es un vacío y renunciar a tus besos.
Eso es más que un desafío.
Así me empape el estómago, contigo mi alma no necesita otro alimento.
No te ocultes, no lo intentes, que todavía brillas aquí adentro.
Mis ojos atravesarán los obstáculos que a otros les provoque ceguera.
Así te ocultes en la transparencia,
Mi olfato detectará esencias del sudor que se desliza en tu espalda.
Así sonrías sin mirarme a la cara, me sonrojaré en el pecho para que las mejillas no me delaten.
Así dejes caer tu bufanda, correré en contra del viento y te refugiaré del frío;
Pero cuando llueva, no. No me ocultaré de las gotas, es como caer es un vacío y renunciar a tus besos.
Eso es más que un desafío.
Así me empape el estómago, contigo mi alma no necesita otro alimento.
No te ocultes, no lo intentes, que todavía brillas aquí adentro.
8
El universo aparenta una inmensidad superior y presume su
potencial porque nuestra basta ignorancia nos limita. No podemos hacerle frente
a lo desconocido a menos que contemos con un respaldo que nos garantice
ventajas en el campo de batalla. Enfrentarnos a lo inestable es provocarnos una
burla inminente que nos causará más dolor que heridas y caeremos a un vacío
infinito que ni nos concederá vida ni muerte. Estáticos en un movimiento
uniforme. El vacío se vuelve tan rutinario que al poco tiempo perdemos el miedo
y hasta nos aburrimos de morir, porque una vida que no se disfruta es una
muerte anticipada. Y permanecemos así, en caída libre mientras nuestro mundo
gira sin desobedecer a su posición inicial. Pregúntate si lo que ves es una
gota cayendo o una chica cayendo. ¿Acaso caen las dos o la chica en el interior
ajustado de una lágrima sin emociones? ¿Qué ves? Ves lo inevitable, lo
indescriptible, lo incomparable. Te ves a ti y a los que están a tu alrededor.
Ves soledad. Ves tu interior. ¿Y si volteas la imagen? Seguirás cayendo... y
callando.
9
Y si pensabas que el cantar de los árboles era una mera
coincidencia de la brisa al chocar con los obstáculos, entonces tus oídos te
han engañado y tu sensibilidad se ha vuelto de roca, tu sangre perdió la savia;
y tu cerebro, las letras del despertar.
En el manto del otoño yace la partitura del fluir del espíritu del bosque; al respirar, te invadirás con el aroma de la conquista de la humedad que regala la lluvia. Tus pies descalzos desnudarán verdades que tus ojos creían utopías.
En el manto del otoño yace la partitura del fluir del espíritu del bosque; al respirar, te invadirás con el aroma de la conquista de la humedad que regala la lluvia. Tus pies descalzos desnudarán verdades que tus ojos creían utopías.
Tus sentidos no pueden estar diezmados por voces homónimas porque
la canción real de tu reinado será entonada por las autoridades de lo natural.
10
Me han concedido el derecho de la palabra en el momento más
oportuno, me han permitido excusar mis delitos antes de que la sentencia
hubiera sido contemplada en lo absoluto, pero me tomé el tiempo para escuchar
los recuerdos y explicar los motivos que me rescatarían de una condena perpetua
a tu lado.
Confesé al inicio mi acto, -hubiera sido estúpido negar mi
participación en la masacre de tus emociones-, detallé paso a paso cómo tus
lágrimas pintaban de impresión las paredes, y todos me creyeron.
Expliqué luego las intenciones, los éxitos y los arrepentimientos del acto, y todos me creyeron.
Expliqué luego las intenciones, los éxitos y los arrepentimientos del acto, y todos me creyeron.
Muy a pesar de mi aspecto y culpabilidad, todos me creyeron.
Entonces voltearon la mirada y pusieron en duda tu inocencia porque tu mirada no era honesta. Cuando estuvimos de frente, en mi rostro se reflejaba la furia porque era honesta. Y mientras escuchaban mi respiración ensordecedora por el temblor de mis piernas, se dieron cuenta de que mi ira era honesta.
Así conseguí reducir mi condena.
Entonces voltearon la mirada y pusieron en duda tu inocencia porque tu mirada no era honesta. Cuando estuvimos de frente, en mi rostro se reflejaba la furia porque era honesta. Y mientras escuchaban mi respiración ensordecedora por el temblor de mis piernas, se dieron cuenta de que mi ira era honesta.
Así conseguí reducir mi condena.
Jamás negué lo que hice ni por qué lo hice, porque entre mis
defectos, la mentira no tiene cabida.
Tres juicios más tarde conseguí mi libertad, porque antes de ser criminal, fui y sigo siendo justo. ¿Y tú dónde estás ahora?
Desértica por dentro, sin llanto que hidrate la hipocresía de tus filosofías.
¿Yo dónde estoy? Soñando por las noches que algún día recuperaré tu amor.
Tres juicios más tarde conseguí mi libertad, porque antes de ser criminal, fui y sigo siendo justo. ¿Y tú dónde estás ahora?
Desértica por dentro, sin llanto que hidrate la hipocresía de tus filosofías.
¿Yo dónde estoy? Soñando por las noches que algún día recuperaré tu amor.
12
Si desde la oscuridad, las nubes viajan tan rápido como mi
imaginación, ¿a qué velocidad viajaría mi entrega hacia ti en compañía de
ellas? ¿Cuántas oscuridades dejaría en mi pasado si me tomaras de la mano en el
vuelo?
Si mi oscuridad nunca ha sido absoluta, entonces una porción de esperanza es la que me hace despertar a diario con el aroma de tu llegada, porque a esta habitación de luna menguada sólo tú puedes traer luceros; porque este universo desprendido en que me he convertido, sólo tú puedes habitarlo.
Hasta que la espera milenaria se vuelva una recompensa de madurez ante tu presencia y en vez de correr hacia ti, me incline en una ovación de amor cuyo aroma corresponda al de mis despertares. Y si no huele a ti, entonces tú serás alguien más y yo habré de asumirlo como el tiempo me ha enseñado. Así sabré diferenciar una conquista de un verdadero amor.
Si mi oscuridad nunca ha sido absoluta, entonces una porción de esperanza es la que me hace despertar a diario con el aroma de tu llegada, porque a esta habitación de luna menguada sólo tú puedes traer luceros; porque este universo desprendido en que me he convertido, sólo tú puedes habitarlo.
Hasta que la espera milenaria se vuelva una recompensa de madurez ante tu presencia y en vez de correr hacia ti, me incline en una ovación de amor cuyo aroma corresponda al de mis despertares. Y si no huele a ti, entonces tú serás alguien más y yo habré de asumirlo como el tiempo me ha enseñado. Así sabré diferenciar una conquista de un verdadero amor.
13
¿Preso
de qué si al frente de mí excede la libertad del lienzo? Tengo tanto que
pensar, tanto que crear, tanto que suponer. Tengo, en vez de nada, tanto. Tengo
luz y tengo aire. Tengo talento y tengo ganas. Tengo inspiración y tengo
espacio. Y sin que tú lo sepas, también te tengo a ti. ¿Preso de qué si sé que
me has observado a mis espaldas?
14
'¡Bienvenido
a la vida!'; así versan las paredes tras mi llegada.
Nadie
imaginaba que ya yo había decidido permanecer lejos de esta incomprensión,
lejos de estos sentimientos que mi madre resguardaba al llorar.
Pues
si hay alguien que sabe lo que ella tuvo que experimentar, soy yo.
Y
oí cuidadosamente aquel día cuando me confesó lo que nunca me revelaría al
llegar al mundo externo que me esperaba con alegría.
La
escuché como nunca antes.
Prueba
suficiente, debo decir, para temerle a cualquier obsequio que los externos
pudieran darme.
Preferí
retroceder y permanecer en mi lugar y no cruzar la frontera.
Preferí
esperar aquí impaciente.
Y
estoy agradecido porque ella consideró darme parte de su vida, pero la vida no
está hecha para mí.
La
vida es dolorosa y yo muy diferente para aceptarla.
15
Si
volar fuera un truco fácil, mis intenciones no se expandieran tanto como mis
alas; si respirar la pureza de tus cielos tuviera precio, habría renunciado a
mi pobreza para conquistarlos; pero no es tan simple como dicen. Yo tampoco lo
soy, y lo sé. Por eso te pido que antes de entrar, me dejes adivinar al menos
cómo debería enfrentar el futuro que ya no será perfecto; antes de aceptar mi compañía,
me permitas dudar de las anomalías y los estragos que imaginarte me provoca. Te
pido mucho ahora a pesar de mí, porque sé que después de enamorarme, me
quitarás eso y más; pero al menos será justo al final, los dos habremos
sacrificado y perdido en la soledad; habremos recuperado y repartido en la
unión también. Quiero ser capaz de reunir fuerzas y conocer lo malo antes de
conocerte a ti para soportar las inocencias de nuestras diferencias cuando las
ilusiones se cansen de nosotros y se marchen para enamorar otros corazones y
mentes despavoridas. Si me dejas renunciar a lo que soy antes de aceptarte,
podré ser tan tuyo como de nadie más. Y no te arrepentirás porque soy
obediente. Si no me dejas correr en mi laberinto, no habrá nada que apreciar en
la calma, más tiempo me llevará salir de ahí si me distraes en vez de esperarme
con los brazos abiertos. Reconozco que nos hemos encontrado por casualidad
antes de tiempo. Mucho antes. Seamos inteligentes y toma mi esencia, así me
reconocerás cuando mi piel madure y mi voz adopte tonos que te aturdan los
oídos. No me estaré alejando de ti; te buscaré así deba dejar de tomar atajos.
16
Cuando ya las probabilidades se volvieron un absurdo, el ángel
regresó a su encuentro con Dios, desnudo de convicciones y encaminado a una
sola salida. La mano que se escondía en la sombra de su ala negra cabalgaba en
una espada afilada que ansiaba el contacto con cualquier pacto y poner a prueba
su impacto letal. El brazo del ala blanca reposaba en su rodilla a la misma
altura de la punta de sus cabellos.
Y de frente a los pies de su Dios, levantó la hoja de metal hasta
arrancarse el ala que le interrumpía el paso a los reinos del cielo. Y cayó. El
plateado de su sangre enlutó la superficie; se expandió el reflejo de su vitalidad
hasta que alcanzó la calzadura de su rey.
17
Donde
deposite mis emociones, quiero sembrar centinelas.
Donde
coseche mis esperanzas, quiero que la magia dé frutos.
Donde
parpadeen mis deseos, quiero observar verdades.
Donde
palpite la gracia de mi pecho, quiero que amanezcan corazones.
Donde
conspiren sonrisas de retoños, quiero vencer a mis temores.
Donde
tenga que perder la vida, quiero que tu vida mejore.
Donde
sea que debamos reunirnos, haré que de mí te enamores.
18
30 minutos
Subestimé el valor del discurso
cuando creí engañarlo; malinterpreté su mensajes por no decodificar su
perfección; le saqué ventaja por 30 metros, ya me hacía victorioso, estaba a 30
pasos de burlarlo; 3 giros, 0 excusas y ya celebraba el triunfo. En el último
segundo de mi advertencia se detuvo mi alrededor, 30 milímetros medía la
sonrisa del verdugo y mi asombro me abofeteaba de bufón. Fue una bofetada por
cada lágrima derramada. No conté las lágrimas, pero sí las 30 bofetadas. Mi
cuerpo inmóvil, aún suspendido, escuchó con detenimiento lo que el tiempo
decía: "30 minutos llevo por delante de ti y ni siquiera lo notaste en tu
hambre de superioridad por suponerte controlador de tu creador." 30
minutos separaron un segundo de otro, una hora de otra, un día de otro. Incapaz
de pronunciar palabras en un lapso eterno de 30 minutos, vi desaparecer el
tiempo en frente de mí y cuando ya tuve posesión de mí otra vez, dependía de un
bastón que me ha acompañado con fidelidad hasta hoy, lo que fue hace 30 minutos
fue para muchos el ayer.
19
Y
mientras la lluvia cae,
Sigo cuestionando la cura.
Hubo, recuerdo bien,
Un día inhóspito al frente
Y coincidimos el horizonte plano
Y yo.
La lluvia se presume ahora,
con su encanto,
Celosa de mi interés
Por lo que ocultan las gotas
El frío
Y la neblina.
Ahora sé que ella no me ama
Sino que me posee.
Ahora sé que es miedo
Lo que la desespera, inconformidad de soledad,
E indispuesta a verme salir
De la prisión de su tormenta.
Los giros eran antes
Una atracción para mi maravilla
Pero ahora que pude mirar lejos
Comprendí el fenómeno
Que me acribilla.
Huracán egoísta,
El tiempo me premiará pronto
Y ni siquiera lástima sentiré
Al escapar de tu trastorno.
¡Y yo que me creía de ti!
Sigo cuestionando la cura.
Hubo, recuerdo bien,
Un día inhóspito al frente
Y coincidimos el horizonte plano
Y yo.
La lluvia se presume ahora,
con su encanto,
Celosa de mi interés
Por lo que ocultan las gotas
El frío
Y la neblina.
Ahora sé que ella no me ama
Sino que me posee.
Ahora sé que es miedo
Lo que la desespera, inconformidad de soledad,
E indispuesta a verme salir
De la prisión de su tormenta.
Los giros eran antes
Una atracción para mi maravilla
Pero ahora que pude mirar lejos
Comprendí el fenómeno
Que me acribilla.
Huracán egoísta,
El tiempo me premiará pronto
Y ni siquiera lástima sentiré
Al escapar de tu trastorno.
¡Y yo que me creía de ti!
20
Comparo el respiro con mis intentos de tenerte: a veces te atrapo
el aroma y otras te deslizas hacia afuera por mis labios.
21
Si el sonido te retumba, no eres bienvenido a mi silencio. Aquí
resistimos los que tienen algo que decir y lo callan.
22
No dejes pasar las noches ni intercambies las lunas por
casualidades. Estudia su ciclo y recibe sus besos en el acto menguado del
silencio.
23
Olvidarse del amor, suponer que se ha desvanecido. Perderse en la
oscuridad y encontrar el camino marcado por su luz. El amor nunca está ausente.
24
Nos veremos al frente
Donde la luz irradia fragancias,
Correremos bajo las lluvias de otoño
Y navegaremos sobre las hojas marchitas.
Volaré con el vaivén de tu vestido
Y nos atajaremos en un beso juvenil
Que nos reste la vergüenza
Y no la ingenuidad.
Me embriagaré de tu sonrisa
Cuando la neblina me cegue.
Me saciaré con tus lágrimas
Cuando la penumbra te envidie los sentimientos.
Te tomaré de la mano
Y seguiremos corriendo.
Te encontraré en la humedad del olvido
Para darle estímulo a tu memoria.
Así creceremos en las lejanías del bosque,
Para que tu afán corresponda al mío
Y nuestros cuerpos descansen en el río.
25
Que los lugares mágicos se queden donde están, ahí resguardados,
donde sólo puedan verlos quienes ven más allá de la realidad, quienes sientan
recorrerles la piel las páginas de una novela que toma forma en frente de ti.
Venezuela es mi lugar mágico, es la protagonista de muchas de mis sonrisas.
26
Te
he encontrado
Tan lejos como te imaginaba,
Vestida de ti,
Elegante,
Sin aires que no adornen tus hebras.
Te he encontrado
Tan entregada como esperaba,
Cuidadora de mí,
Tajante,
Sin quitarme nada por amarte.
Te he encontrado
Tan perfecta como te conocí,
Así de feliz,
Flamante,
Sin ganas de seguir atada a lo que no perteneces.
Te he encontrado
En medio de la nada,
Sin nada,
Para mí.
Tan lejos como te imaginaba,
Vestida de ti,
Elegante,
Sin aires que no adornen tus hebras.
Te he encontrado
Tan entregada como esperaba,
Cuidadora de mí,
Tajante,
Sin quitarme nada por amarte.
Te he encontrado
Tan perfecta como te conocí,
Así de feliz,
Flamante,
Sin ganas de seguir atada a lo que no perteneces.
Te he encontrado
En medio de la nada,
Sin nada,
Para mí.
27
¿Hacia
dónde vuelas,
Ave de mis esperanzas? ¿Hacia dónde vuelas con tanta prisa? ¿Cuántos más anhelan tu silbido
Como yo tenerte cerca de mi nido? ¿Hacia dónde huyes,
Ave de mi cielo? ¿Hacia dónde huyes
Con desespero? ¿Quién te engaña con frutas secas
Y jaulas amplias con barrotes de marfil? ¿Hacia dónde emigras,
Ave de mis sueños? ¿Hacia dónde emigras
En este frío invierno? ¿Cuándo volveré a ver tu sombra
Salpicar en el agua
Que me ahoga de noches Y enferma mis ganas?
¿Hacia dónde te vas,
Ave ligera, que empalideces? ¿Hacia dónde
Si creí que volabas hacia mí?
Ave de mis esperanzas? ¿Hacia dónde vuelas con tanta prisa? ¿Cuántos más anhelan tu silbido
Como yo tenerte cerca de mi nido? ¿Hacia dónde huyes,
Ave de mi cielo? ¿Hacia dónde huyes
Con desespero? ¿Quién te engaña con frutas secas
Y jaulas amplias con barrotes de marfil? ¿Hacia dónde emigras,
Ave de mis sueños? ¿Hacia dónde emigras
En este frío invierno? ¿Cuándo volveré a ver tu sombra
Salpicar en el agua
Que me ahoga de noches Y enferma mis ganas?
¿Hacia dónde te vas,
Ave ligera, que empalideces? ¿Hacia dónde
Si creí que volabas hacia mí?
28
Sí,
he de ser molécula.
Compleja la vida,
La que me sonríe al pasar;
Grata la brisa
Que me bautiza adentro
Desde el pecado de ser
Hasta la virtud de perecer.
Si he de ser errante,
Caminante del mundo
Exijo ser por condena;
Visitar las ruinas del hombre,
Los secretos del pasado
Tallados en huesos, momias;
Los pasadizos desnivelados
De las mentiras con hábitos;
Y si me dedico
O no me dedico,
Creo que igual no perjudico,
A menos que ame
Y no lo demuestre
Sino lo dibuje
Y lo camufle campestre,
Que diga yo añorar el valle
Aunque de hielo
Esté moldeado mi origen.
Pero aún siendo yo molécula
Y compleja la vida,
La miro pasar sonriente,
Ignorante
De lo me ha de pasar
Cuando su andar
Haya ya llegado al final.
Compleja la vida,
La que me sonríe al pasar;
Grata la brisa
Que me bautiza adentro
Desde el pecado de ser
Hasta la virtud de perecer.
Si he de ser errante,
Caminante del mundo
Exijo ser por condena;
Visitar las ruinas del hombre,
Los secretos del pasado
Tallados en huesos, momias;
Los pasadizos desnivelados
De las mentiras con hábitos;
Y si me dedico
O no me dedico,
Creo que igual no perjudico,
A menos que ame
Y no lo demuestre
Sino lo dibuje
Y lo camufle campestre,
Que diga yo añorar el valle
Aunque de hielo
Esté moldeado mi origen.
Pero aún siendo yo molécula
Y compleja la vida,
La miro pasar sonriente,
Ignorante
De lo me ha de pasar
Cuando su andar
Haya ya llegado al final.
29
Ella, la de ojos celestes y labios carmín, la que poco se peina y
suspira al ver orquídeas; la que me acompaña descalza al riachuelo de mis
memorias; ella, la que nunca se calla cuando estoy cerca; ella, la que yo hago
sufrir, pero no me atrevo a dejar.
La sigo viendo.
La sigo viendo.
30
El hilo más fino resiste por más tiempo. De la misma forma resiste
el cuerpo cuando se aprende a domar el interior; se aprende a vivir sin
apartarse de las fantasías; se aprende a cerrar la puerta antes de que los
huéspedes insistan en entrar; se aprende a juzgar, a jugar y a pretender,
incluso a creer adivinar; se aprende a ser fugaz para que la estela de tu
presencia no queme por tanto tiempo; se aprende a sostenerse de la infancia sin
renunciar a la madurez. A lo que no aprende es a calmar el llanto ni a evitar
la decepción; los atendemos como visitantes casuales y les miramos el rostro
con sumo cuidado para no olvidarlos, no por emociones sino por salud, para
estar al tanto de su próxima llegada. Y en fila ves a los que sí pueden pasar: los
que duelen para siempre, porque naciste con manos débiles y tú quisieras
entregarles galaxias que les quepan en la infinidad de su querer; están los que
mejor sienten, y te hacen descubrir pasajes secretos dentro de tus propias
paredes; están los que más sueñan, esos que viajan dentro de las imposibilidades
para sonreír afirmando que todo se puede lograr; están los que creen de verdad,
y te enseñan a aprender con el don de la sabiduría forjada con la experiencia y
no las enciclopedias; están los que siempre me hacen falta, pero no me sacio de
su presencia para no asesinar el gusto de tenerlos; están los que ya no están,
pero me sostienen la vara del equilibrio para no caer en el río de plata de mi
orgullo. Están todos adentro, tal y como los pienso, como los necesito. Los que
no están, no son bienvenidos, son muy pesados para que el hilo de mi cordura
los sostenga.
31
Se asoman las calmas porque atrás quedaron las tormentas. Este
lienzo que se tiñe de verde me concede eras grises para que me sienta a gusto,
cómodo y sujeto a lo inconcebible. Le sonrío despacio porque despacio llegó a mis
manos, pero lo miro emocionado porque despertó más vida dentro de mí.
La humedad de este frío, las gotas indiscretas y el mar de flores dan más vida al lienzo. Y yo que no me entretengo de otra manera, cojo el pincel más delicado y trazo pruebas entre su camino y el mío para no olvidarme de las calmas que ahora suplen las tormentas de mi pecho.
La humedad de este frío, las gotas indiscretas y el mar de flores dan más vida al lienzo. Y yo que no me entretengo de otra manera, cojo el pincel más delicado y trazo pruebas entre su camino y el mío para no olvidarme de las calmas que ahora suplen las tormentas de mi pecho.
32
Fue
como un río frío lo que me inundó;
Las falsas risas, lo que me enamoró.
¿A quién debo culpar si siempre fuiste igual?
Un saco de mentiras ahogándose en el mar.
Puse en tus manos mi último respirar,
Puse en tu dedo un anillo de mi lagrimal.
Secaste cada gota de amor con papel
Sobre el que escribo cartas para sentirme bien,
Bien sin ti,
Bien por mí;
por despertar,
Por resurgir.
Las falsas risas, lo que me enamoró.
¿A quién debo culpar si siempre fuiste igual?
Un saco de mentiras ahogándose en el mar.
Puse en tus manos mi último respirar,
Puse en tu dedo un anillo de mi lagrimal.
Secaste cada gota de amor con papel
Sobre el que escribo cartas para sentirme bien,
Bien sin ti,
Bien por mí;
por despertar,
Por resurgir.
33
Eres
del tipo de inocencia
Que se queda atrapada
En la ilusión eterna
De la niñez;
Un sonido danzante
Que imita la caída del agua
Y el torrente huracanado
De mi respirar.
Eres de las pocas páginas
Que me impide culminar la historia,
Que me hace regresar
Al desenlace centrado
En la realidad mejorada
De mi felicidad.
Eres la promesa,
El terreno labrado
Que debo regar,
La cosecha y el pan,
La arena y el mar.
Eres un secreto vulnerable
Que descubrí sin querer,
Una apuesta irrompible
A quien amo y amaré.
Que se queda atrapada
En la ilusión eterna
De la niñez;
Un sonido danzante
Que imita la caída del agua
Y el torrente huracanado
De mi respirar.
Eres de las pocas páginas
Que me impide culminar la historia,
Que me hace regresar
Al desenlace centrado
En la realidad mejorada
De mi felicidad.
Eres la promesa,
El terreno labrado
Que debo regar,
La cosecha y el pan,
La arena y el mar.
Eres un secreto vulnerable
Que descubrí sin querer,
Una apuesta irrompible
A quien amo y amaré.
《I loved
you, I love you, and I will love you》.
34
Una aventura que exija planes limita tu imaginación; una que no
exija nada, estropea tu corazón. Sé parte de tu equipaje, de lo que esperas y
lo que guardas de ti. Sé tanto como quepas dentro de ti. Desplázate sin contar
los pasos para que siempre empieces de cero, para que tu destino cambie de
lugar, pero no tu entusiasmo. No te precipites, no huyas de las sombras por la
noche cuando los lobos lloren; no corras contra el viento si las flechas te
acechan; no te predispongas ni construyas muros que te encierren en el orgullo.
Mejor sonríe y muestra tus imperfecciones, y el mundo se sentirá parte de ti.
Toma de la mano a los guías que seduzcan tu andar, los que aparecen y duran
tanto como estrellas fugaces. No te detengas en los rostros sino en los
corazones que laten en el puño de las almas que te resguardan. Aliméntate del
viento y verás que tu memoria se convertirá en un suvenir cuyo valor lo podrá
pagar sólo alguien como tú.
35
¿Cuántas veces has hablado con el futuro? Parecería una
interrogante capciosa si la decoras con filosofías pesadas, pero es más simple
de lo que piensas. El futuro es de los que se asombra cuando predice tus actos,
pero te ocupas de otras disciplinas y te conviertes en una incertidumbre para
él; se asombra más si le das un giro positivo a lo que él planteaba. Desde
niños, el futuro te da directrices que moldean tus sueños: queremos ser alguien
cuando seamos grandes; entonces somos grandes y nos olvidamos de si nos
convertimos en lo que el futuro nos mostraba o lo que le mostrábamos al futuro.
Y sin complejidades absurdas, viajamos en el tiempo, a esos días cuando
queríamos ser lo que somos o lo que no debíamos ser, y damos gracias al futuro
por acompañarnos durante nuestra inocencia, por hacer brillar nuestra fantasía,
por involucrarse en un juego eterno que no descansa ni de noche ni de día.
36
¿Cuántas maravillas se habrían perdido si el ropero hubiera
permanecido cerrado? ¿Dónde habría quedado la infancia eterna si Pan no hubiera
presentado Nuncajamás a los niños perdidos? ¿Dónde flotarían las montañas de
Pandora si el Amazonas no existiera? ¿Dónde? ¿Dónde fluiría el latir de mis
incertidumbres si no me arriesgara a conservar espacios inexistentes en la poca
imaginación de la humanidad? ¿Dónde quedaría yo si el único lugar que me hace
feliz respira sólo en las mentiras de la ficción? ¿Dónde? No lo sé, pero sigo
buscando entre los ramales que torturan mis expectativas; sigo buscando sin
alejarme de las flores con aroma a esperanzas; sigo buscando bajo el vuelo de
las mariposas que añoran sus sueños de orugas exasperantes. Y hasta que no
consiga, sigo buscando.
37
Levanto mi hogar sobre las telas de seda boscosa que me mesen por
las noches de tormenta, lo visto de muerte para ahuyentar a los vivos, no los
que suspiran como yo, sino quienes llegan reclamando hasta el aire y lo demás
que tampoco les pertenece.
Habito en la calma de la penumbra durante la ausencia eclíptica que simula auroras sobre mis pestañas cuando cierro los ojos.
Camino sin cesar. Alejo el fuego de mi madera y le arrojo musgo de algodón a mis almohadas. Vivo en el centro del alma, donde las plantas silban a toda hora, donde la lluvia no me empapa sino me moja, donde las aves traen semillas para mi huerto y los caninos que me acechaban ya se han devuelto.
Habito en la calma de la penumbra durante la ausencia eclíptica que simula auroras sobre mis pestañas cuando cierro los ojos.
Camino sin cesar. Alejo el fuego de mi madera y le arrojo musgo de algodón a mis almohadas. Vivo en el centro del alma, donde las plantas silban a toda hora, donde la lluvia no me empapa sino me moja, donde las aves traen semillas para mi huerto y los caninos que me acechaban ya se han devuelto.
38
En el orden de la vida, es muy poco lo que se respeta. Aunque sea
mucho lo que se admire, siguen siendo escasas las palabras que replican cuando
se desea. Se respira libertad en medio de la intranquilidad de la calma; se
celebra el atardecer antes de que el sol anuncie su retirada. En el orden de la
vida, abundan los más osados, los intimidados se esclavizan por sonrisas
temporales; el cultivo de lamentos florece en el verano, cuando las necesidades
descansan y las bienechurías se extinguen.
En el orden de la vida, me llaman por mi apellido sin importar con cuánto esmero mi madre me hubiera bautizado.
En el orden de la vida, la vida llegó segunda para que la muerte se sintiera vencedora.
En el orden de la vida, me llaman por mi apellido sin importar con cuánto esmero mi madre me hubiera bautizado.
En el orden de la vida, la vida llegó segunda para que la muerte se sintiera vencedora.
39
Acepto la muerte como todo lo que la vida me ha obligado a
aceptar, como he aceptado que después de cada amor, es necesario sufrir y luego
sanar, y con las heridas cicatrizar. Acepto la muerte, pero con una condición: Que
antes de que mi reloj detenga el andar de su aguja, la brisa choque contra mí,
que me abra los poros del palpitar y, justo antes de que el impacto letal me
arrope, mis fosas nasales se hayan cerrado, que hayan conservado los olores de
la arena húmeda acariciada por la lluvia, el olor a pasto removido con el agua
del río; cualquier olor que viaje a la velocidad de mi valentía para que el
óxido de la sangre no sea el último recuerdo que me lleve a mi descanso.
40
Ilumina, farol de las madrugadas, los caminos de tu herencia.
Resplandece, luz del día, el verde que enaltece la belleza de tu esfuerzo. Compacta, brillo eterno, los deseos que perduran en la evidencia de una tradición que no espera morir. Levanten, cantos del ayer, a los caídos del miedo y a los confundidos de la actualidad. Abracen, familia de lo lejos, a los desamparados de estas tierras. Recorran, todos o ninguno, los pasillos de la verdad. Que nada quede a medias, que nada quede pendiendo de una hipótesis impredecible.
Resplandece, luz del día, el verde que enaltece la belleza de tu esfuerzo. Compacta, brillo eterno, los deseos que perduran en la evidencia de una tradición que no espera morir. Levanten, cantos del ayer, a los caídos del miedo y a los confundidos de la actualidad. Abracen, familia de lo lejos, a los desamparados de estas tierras. Recorran, todos o ninguno, los pasillos de la verdad. Que nada quede a medias, que nada quede pendiendo de una hipótesis impredecible.
41
Más fugaz que una estrella corre el tiempo,
menos preocupado, más certero, nunca impuntual. Aunque las naturalezas que nos separen no sean necesariamente adoptables, siempre habrá días y noches en los que lo contemple pasar apresurado en frente de mí. Me detengo y le sonrío para que él, diligente, se dé cuenta de que no es una excepción y también merece descansar. Bien, es cierto, que si el tiempo descansa, la humanidad corre el riesgo de desaparecer, no por falta de vida sino por incapacidad de retribuir energía a lo que energía nos entrega con cada segundo que pasa. La gente se sorprende con el flujo astral, yo, en cambio, prefiero verlo caer y conservar mis deseos para situaciones más importantes que una solicitud de amor.
Una vez el tiempo se detuvo y casi volteó a verme. ¡No miento! Lo vi respirar mientras el aire desaparecía de mis pulmones, sonrió en una media luna que descubrió en su perfil la revuelta más extraordinaria en el universo. Pero no quiso cruzar miradas para que mi alma permaneciera intacta y mi imaginación madurara en un espacio donde ya parecía haber desaparecido.
Muy en el fondo sé que no nos veremos jamás y que tampoco se atreverá a arrebartarle momentos vitales a mortales que no ven más allá de la carne. Pero está ahí, a merced de un capricho, a pasos de un Llévame contigo a la eternidad, a una excusa de mí.
Por eso le dedico un espacio de lo que soy con cierta regularidad para que no se sienta solo en su cronos, que es sin duda, más compacto que el mío.
menos preocupado, más certero, nunca impuntual. Aunque las naturalezas que nos separen no sean necesariamente adoptables, siempre habrá días y noches en los que lo contemple pasar apresurado en frente de mí. Me detengo y le sonrío para que él, diligente, se dé cuenta de que no es una excepción y también merece descansar. Bien, es cierto, que si el tiempo descansa, la humanidad corre el riesgo de desaparecer, no por falta de vida sino por incapacidad de retribuir energía a lo que energía nos entrega con cada segundo que pasa. La gente se sorprende con el flujo astral, yo, en cambio, prefiero verlo caer y conservar mis deseos para situaciones más importantes que una solicitud de amor.
Una vez el tiempo se detuvo y casi volteó a verme. ¡No miento! Lo vi respirar mientras el aire desaparecía de mis pulmones, sonrió en una media luna que descubrió en su perfil la revuelta más extraordinaria en el universo. Pero no quiso cruzar miradas para que mi alma permaneciera intacta y mi imaginación madurara en un espacio donde ya parecía haber desaparecido.
Muy en el fondo sé que no nos veremos jamás y que tampoco se atreverá a arrebartarle momentos vitales a mortales que no ven más allá de la carne. Pero está ahí, a merced de un capricho, a pasos de un Llévame contigo a la eternidad, a una excusa de mí.
Por eso le dedico un espacio de lo que soy con cierta regularidad para que no se sienta solo en su cronos, que es sin duda, más compacto que el mío.
42
En el futuro quiero mirar atrás y extrañar los mejores momentos,
nutrir mis charlas con anécdotas heróicas que me hagan sentir que el camino ha
valido la pena; quiero sentarme frente a la luna y desear estar donde estoy
ahora, pero feliz de estar donde me encuentre. Pero necesito que mi presente se
gane mis añoranzas, que la oscuridad de mis alrededores sean motivos enfáticos
que aumenten el resplandor de mis éxitos y no una caja de Pandora que reprima
las esperanzas de un alma soñadora.
Sé que es necesario mirar en la dirección correcta y ser agradecido aunque las incompatibilidades improvisen actos de desagrado en tu presencia; es necesario saber hacia dónde y a quién mirar, e incluso durante la sequía, mirar con agrado y sonreír porque cada gota de sudor es una segunda oportunidad que Dios te ofrece para que tu sed desaparezca.
Trabajo para darle sentido a mi transitar y cuido de mis armas más poderosas, mis pies, para que nunca detengan su andar, porque aunque sin vista llegue a quedarme, al menos sabré hacia dónde caminar.
Sé que es necesario mirar en la dirección correcta y ser agradecido aunque las incompatibilidades improvisen actos de desagrado en tu presencia; es necesario saber hacia dónde y a quién mirar, e incluso durante la sequía, mirar con agrado y sonreír porque cada gota de sudor es una segunda oportunidad que Dios te ofrece para que tu sed desaparezca.
Trabajo para darle sentido a mi transitar y cuido de mis armas más poderosas, mis pies, para que nunca detengan su andar, porque aunque sin vista llegue a quedarme, al menos sabré hacia dónde caminar.
43
Te he buscado en tantos rincones, que hasta del mundo he perdido
la simetría. Te busqué por como te describen las letras, por como te comportas
en tu dimensión de elocuencias; quería encontrarte para no sentirme solo, pero
te hallé herida en un costado y con arrugas de rabia hasta en las manos. No
eras así dentro de la tinta, no tenías marcas de dolor en mis párrafos
favoritos. Entonces, ¿qué te ocurrió? ¿Qué lector de ignorancia basta te dejó
caer en las corrientes del olvido? ¿Por qué no gritaste antes de dañarte si yo
pude haber saltado contigo?
Yo creí que a tu autor también le interesabas, pero entiendo que no es así, que dentro de tus citas no había otra cosa que inclemencias por dejar de ser parte de esa historia que, por ficción, no deja que los árboles respiren. Pero ya estás aquí, entre mis manos, donde recuperarás el protagonismo que me amarró de tus lazos primaverales. Llegaste al lugar indicado, llegaste a mí.
Yo creí que a tu autor también le interesabas, pero entiendo que no es así, que dentro de tus citas no había otra cosa que inclemencias por dejar de ser parte de esa historia que, por ficción, no deja que los árboles respiren. Pero ya estás aquí, entre mis manos, donde recuperarás el protagonismo que me amarró de tus lazos primaverales. Llegaste al lugar indicado, llegaste a mí.
44
¿Con cuántos pasos contados se
llega al otro lado del río?
Ni siquiera el nado sincronizado se compara con este amorío,
El que no usa chapaletas,
El que más expande los pulmones,
El que aprendí de Valentina
A través de sus pasiones.
Como venezolano de maíz y yuca,
De café con leche
Y arepita dulce,
Decidí un día involucrarme
En esto que llamo río:
Una bitácora de aire puro,
La de pulmones húmedos
grandes como el Oricono,
Un viaje como solo hay uno,
Es que como ella quedan muy pocos.
Y no nombro otro amigos,
Porque conocí al del viaje,
Ese viento templado que no recorre engranajes,
Ese que choca contra tu piel
Al bajar el vidrio del auto
En medio de una vía rústica,
Sea por cola o por pasaje.
Me han llamado el sobrino de la Quintero
Porque saben cuánto me rejuvenecen los recorridos,
Pero miren, chicos, ¡Qué sorpresa! ¡A qué tía he conocido!
Si en Venezuela algo me eriza la piel,
Es el himno sonando desde el vacío,
Pero después de haberme acercado a Valentina,
La recuerdo y también sonrío;
Sonrío de ganas por mover más mis pies,
Sonrío de ganas por conocer más mi pueblo,
Sonrío de ganas porque quiero vivir,
Por querer recorrer lo que más anhelo.
¡Qué regalo el que me ha dado Dios!
Ni siquiera ella puede imaginarlo,
Pero en eso consiste la admiración,
En sentir en grande y expresarlo.
Ni siquiera el nado sincronizado se compara con este amorío,
El que no usa chapaletas,
El que más expande los pulmones,
El que aprendí de Valentina
A través de sus pasiones.
Como venezolano de maíz y yuca,
De café con leche
Y arepita dulce,
Decidí un día involucrarme
En esto que llamo río:
Una bitácora de aire puro,
La de pulmones húmedos
grandes como el Oricono,
Un viaje como solo hay uno,
Es que como ella quedan muy pocos.
Y no nombro otro amigos,
Porque conocí al del viaje,
Ese viento templado que no recorre engranajes,
Ese que choca contra tu piel
Al bajar el vidrio del auto
En medio de una vía rústica,
Sea por cola o por pasaje.
Me han llamado el sobrino de la Quintero
Porque saben cuánto me rejuvenecen los recorridos,
Pero miren, chicos, ¡Qué sorpresa! ¡A qué tía he conocido!
Si en Venezuela algo me eriza la piel,
Es el himno sonando desde el vacío,
Pero después de haberme acercado a Valentina,
La recuerdo y también sonrío;
Sonrío de ganas por mover más mis pies,
Sonrío de ganas por conocer más mi pueblo,
Sonrío de ganas porque quiero vivir,
Por querer recorrer lo que más anhelo.
¡Qué regalo el que me ha dado Dios!
Ni siquiera ella puede imaginarlo,
Pero en eso consiste la admiración,
En sentir en grande y expresarlo.
45
Allá estás y allá nos
reencontraremos,
Nos miraremos un rato y después nos abrazaremos.
Allá estás y desde aquí te sigo observando,
No sé de qué lado estás,
Pero sí, que me estás esperando.
Allá estás, tú, mi consuelo.
Allá estás, tan cerca del cielo.
La luna te cuida, pero yo te amo.
Te quiero conmigo, por siempre a mi lado.
Allá envejeces, pero sin ti desvanezco.
No pasan los años, sino los tormentos.
Pero sé que me piensas, sé que me miras,
porque tú puedes encontrarme
mientras me mires desde arriba.
Allá descansas,
Aquí ya olvidé qué hago.
No me dejes olvidarte,
No me dejes, que desmayo.
Nos miraremos un rato y después nos abrazaremos.
Allá estás y desde aquí te sigo observando,
No sé de qué lado estás,
Pero sí, que me estás esperando.
Allá estás, tú, mi consuelo.
Allá estás, tan cerca del cielo.
La luna te cuida, pero yo te amo.
Te quiero conmigo, por siempre a mi lado.
Allá envejeces, pero sin ti desvanezco.
No pasan los años, sino los tormentos.
Pero sé que me piensas, sé que me miras,
porque tú puedes encontrarme
mientras me mires desde arriba.
Allá descansas,
Aquí ya olvidé qué hago.
No me dejes olvidarte,
No me dejes, que desmayo.
46
Escribo palabras en el viento, que organicen versos que retumben
el invierno, que resuciten las hojas del otoño y se suspendan en una nube
convertida en techo para que en tus días de sol, tu piel se mantenga fresca. Escribo
palabras con mensajes ocultos para que al unirse descubras enigmas que los
sordos de latidos jamás podrán conferirte. Escribo tu nombre en mis labios para
besarte cuando mis huesos tiemblen de necesidad de ti, para que las letras no
resbalen en vano cuando te pronuncie ni te llame desde la agonía de mi querer. Escribo
hasta con los ojos cuando el mensaje es exclusivo y debe llegar a tus
emociones. Escribo tanto como puedo. Escribo así porque sé que eres quien mejor
aprendió a leerme. Escribo las incoherencias de mi agonía cuando sólo riman con
la terquedad de tu compañía. Y sin ti no escribo, no soy diestro ni atrevido.
No levanto las manos ni para despedirme de mi valentía. No escribo hasta que
respiro y recuerdo que en el viento siguen vivas mis promesas y eres tú quien
me nutre. Por eso escribo, por ti
47
Me dijiste una vez que si reposaba en ti, mi cuerpo se elevaría
por la nubes; me hablaste de una tierra perfecta, donde las hadas dan brillo a
las plantas y la fantasía celebra con las estrellas; me dijiste que si el agua
corría cristalina, los manantiales derrocharían rubíes purificados y esmeraldas
con aromas primaverales. Yo te creí cuantos símiles describiste, no por
ingenuidad, sino porque, sin darte cuenta, sin habértelo pedido, agregaste a mi
mapa un territorio sin ínfulas de extranjerías, sin fronteras ni barreras de
separación; te creí porque me hablaste del mundo del cual fui separado al
nacer, el que satura mi memoria con angustia por volver. Porque no es un sueño
ni un deseo que mi agonía reclama suyo sino un pasado que me arrebataron cuando
me encontraba desnudo de armas. Y tú llegaste sin invitación para confirmar que
mi mundo no es ficción, que me espera, que me extraña, que me envía mensajes
refugiados en corazones nobles como el tuyo.
Me dijiste una vez que no atara tu amistad a mis aventuras para que no me hiciera daño la ausencia durante el llamado de tu mundo, que, ahora entiendo, no es el mío.
Me dijiste una vez que no atara tu amistad a mis aventuras para que no me hiciera daño la ausencia durante el llamado de tu mundo, que, ahora entiendo, no es el mío.
48
Cuido la entrada de mis tesoros con valentía; niego el acceso con
caballería. Protejo el alimento del alma desvalida que deambula las penumbras
de una penitencia injusta, que no conseguirá otra mesa reconfortante que la
palma de mis manos tendida en su pecho. Cuido la entrada de mis tesoros, cortés
y precavido; no le sonrío a los peregrinos sino al desafío y sus sacros
amoríos. Detrás de mí reposan las barras de acero, sin candados ni llaves de
hoja fina, están abiertas por si en el descuido se entromete alguien que me
robe flores del Edén, las más hermosas las que no llevan espinas. Pero primero
estoy yo,
Adherido a mi propósito, erguido escuálido sin altivez, esperando por ti para entrar de una vez.
Adherido a mi propósito, erguido escuálido sin altivez, esperando por ti para entrar de una vez.
49
Un día abriré mi pecho de par en par y la honestidad volará con el
viento, danzará con las proezas de un aventurero que se ha perdido en las
raíces de una Amazonas ensordecedora; saldrá de mí la plenitud hecha alegría y
se encontrará con su par en la orilla de un mar sereno custodiado por gaviotas
centinelas de atardeceres violetas. Mis latidos profesarán versos de entre
besos con aroma a montañas y ya tus ojos no desbordarán cataratas de dolor sino
que emanarán de tus poros manantiales de ternura que mantendrán nuestro abrazo
húmedo como las nubes que nos mojan en el hastío perenne de este amor que te
juré hasta la muerte.
Mi amor será tan evidente como la belleza de la luna, como la luz del sol.
Mi amor será tan evidente como la belleza de la luna, como la luz del sol.
50
Llegué a la cita, a nuestro encuentro. Para ser honesto, habría
preferido permanecer en la búsqueda y suponer que al final encontraría la
perfección. Pero el cansancio me hizo sucumbir, y aquí estoy, entregando mis
últimos suspiros de fantasía porque he decidido crecer; tuve suficiente
irrealidades y compromisos con la nada, ahora quiero aceptar el destino de lo
palpable y estar consciente antes de pecar, más bien porque es mi tarea, no
tanto mi propósito. Mi propósito fuiste tú, la encomienda más compleja cuyas
sombras todavía recorren mis pasos bajo la luna llena. No salí victorioso, pero
sí complacido. Y todo gracias a ti.
De esta manera inicio el recorrido de lo ajeno, me alejo para involucrarme en la monotonía de lo absurdo, de lo incoloro, de lo alcanzable, allá donde dormir y morir son sinónimos de inservible y donde ningún nombre como el tuyo me hará vivir del pasado.
De esta manera inicio el recorrido de lo ajeno, me alejo para involucrarme en la monotonía de lo absurdo, de lo incoloro, de lo alcanzable, allá donde dormir y morir son sinónimos de inservible y donde ningún nombre como el tuyo me hará vivir del pasado.
51
Volver al pasado,
Donde las luces me encandilan el futuro;
Un lugar repleto de nortes,
De atisbos y de orgullo.
Volver al pasado para admirar el avance, mirar de cerca cuánto has crecido; volver al inicio de un plan perfecto, de un sentimiento que aún es tuyo.
Volver y darte cuenta de que ahora
No es lo mismo que el entonces.
Entonces haces el más grande alto para desprender los broches;
Las camisas te han quedado grandes, las compañías producen menos bienes, las intenciones se han vuelto aburridas; algo que ahora no conviene.
Volver al pasado a contar estrellas y calcular el promedio de las atrapadas; mirar de más cerca la luna al ritmo de una lambada. Porque la luna es luna, así suenen corintios o los tambores; y las estrellas se van multiplicando más rápido que los amores.
Volver al pasado, un recuerdo que viene más adelante, cuando el triunfo te entrega la factura, pero algo queda faltante.
Tomas la decisión difícil, si volver o regresar, si darle paso a lo físico o a lo sentimental. Volver a donde perteneces también te obliga a caminar; volver no implica regresarse sino menos cuestionar.
Volver a dónde, que no sea urgente. Volver a dónde, que no sea afán.
Volver a ti, casa de luces, si sólo hallo oscuridad.
Casa de luces, de techo plano, de nubes ácidas y cristal, con rayos lúgubres de pesadumbre que me impiden despegar.
Donde las luces me encandilan el futuro;
Un lugar repleto de nortes,
De atisbos y de orgullo.
Volver al pasado para admirar el avance, mirar de cerca cuánto has crecido; volver al inicio de un plan perfecto, de un sentimiento que aún es tuyo.
Volver y darte cuenta de que ahora
No es lo mismo que el entonces.
Entonces haces el más grande alto para desprender los broches;
Las camisas te han quedado grandes, las compañías producen menos bienes, las intenciones se han vuelto aburridas; algo que ahora no conviene.
Volver al pasado a contar estrellas y calcular el promedio de las atrapadas; mirar de más cerca la luna al ritmo de una lambada. Porque la luna es luna, así suenen corintios o los tambores; y las estrellas se van multiplicando más rápido que los amores.
Volver al pasado, un recuerdo que viene más adelante, cuando el triunfo te entrega la factura, pero algo queda faltante.
Tomas la decisión difícil, si volver o regresar, si darle paso a lo físico o a lo sentimental. Volver a donde perteneces también te obliga a caminar; volver no implica regresarse sino menos cuestionar.
Volver a dónde, que no sea urgente. Volver a dónde, que no sea afán.
Volver a ti, casa de luces, si sólo hallo oscuridad.
Casa de luces, de techo plano, de nubes ácidas y cristal, con rayos lúgubres de pesadumbre que me impiden despegar.
52
-"¿Y qué le ocurrirá
cuando ya no estemos?"
-"Siempre vamos a estar como
ella para nosotros. Creceremos y ella entregará su inmensidad a cambio de un
espacio donde siga haciéndonos compañía; renunciará a su brillo para
resguardarnos; entonces explotará de llanto cuando nuestros cuerpos caigan ante
sus ojos".
-"¿Pero por qué nos ha elegido y no a otros?"
-“Porque los corazones que hablan no perecen en la incertidumbre de una decisión apresurada. Ella te conoce y me conoció a mí antes. Nos estuvo esperando por milenios para habitarla desde aquí".
-"No tiene sentido si al final explotará de llanto".
-"Y luego nos superará con emociones superfluas, querido hermano. Se convertirá en una amante desenfrenada de la humanidad ordinaria, se convertirá en una mártir del amor, quien conciba hijos bastardos a cambio de un verso envenenado de lástima".
-"¿Cómo sabes eso?"
-"Ya he tenido su amor antes. Ya la he visto sin maquillajes ni alma que la consuele. La he visto desaparecer por las noches y reaparecer por las tardes, disfrazada de señora donde nadie la mira con respeto. La he visto resurgir del mar de insultos que hoy lanza olas de envidia contra las rocas del olvido. Y yo no olvido, querido hermano".
-"Entonces es cierto que partiré antes que tú".
-"Tal y como se ha escrito en nuestros destinos. No tienes la fuerza suficiente para verme partir. Pero yo sí, que he visto a la humanidad partirse a sí misma, que he visto a esta luna salirse de su ciclo, que he venido del sol.
-"Después de esto, ¿crees que nos recordará?"
-"Y se lamentará por siempre, querido hermano. Los recuerdos de los partidos no traen buenos sentimientos al corazón".
-"¿Pero por qué nos ha elegido y no a otros?"
-“Porque los corazones que hablan no perecen en la incertidumbre de una decisión apresurada. Ella te conoce y me conoció a mí antes. Nos estuvo esperando por milenios para habitarla desde aquí".
-"No tiene sentido si al final explotará de llanto".
-"Y luego nos superará con emociones superfluas, querido hermano. Se convertirá en una amante desenfrenada de la humanidad ordinaria, se convertirá en una mártir del amor, quien conciba hijos bastardos a cambio de un verso envenenado de lástima".
-"¿Cómo sabes eso?"
-"Ya he tenido su amor antes. Ya la he visto sin maquillajes ni alma que la consuele. La he visto desaparecer por las noches y reaparecer por las tardes, disfrazada de señora donde nadie la mira con respeto. La he visto resurgir del mar de insultos que hoy lanza olas de envidia contra las rocas del olvido. Y yo no olvido, querido hermano".
-"Entonces es cierto que partiré antes que tú".
-"Tal y como se ha escrito en nuestros destinos. No tienes la fuerza suficiente para verme partir. Pero yo sí, que he visto a la humanidad partirse a sí misma, que he visto a esta luna salirse de su ciclo, que he venido del sol.
-"Después de esto, ¿crees que nos recordará?"
-"Y se lamentará por siempre, querido hermano. Los recuerdos de los partidos no traen buenos sentimientos al corazón".
53
Me puedo hacer la misma pregunta infinidad de veces, no importa el
grado de relevancia ni el impacto que la respuesta genere en mi vida sino el
ritmo que sus sílabas, en un conjunto de satisfacciones, le genere a mi estado
de éxtasis.
Una pregunta repetida puede llevarme a tantos lugares al mismo tiempo y refrescarme hasta la agudeza del sentido más somnoliento de mis talentos; puede robarme la picardía de lo que mis insinuaciones humanas me relatan durante la calma de un anhelo archivado en las membranas de los rencores y resignación que me separan de esta realidad. Un pregunta repetida es un ejercicio constante de la memoria; es como leer un mismo libro una y otra vez sin decidirte si en verdad te gusta tanto, por ejemplo.
Repito la pregunta al mismo tiempo que respiro, ¡y vale la pena!
Me puedo decir mentiras para generar una convulsión ética de lo que digo y lo que pienso, pero no dejar de hacerme la misma pregunta.
Una pregunta repetida puede llevarme a tantos lugares al mismo tiempo y refrescarme hasta la agudeza del sentido más somnoliento de mis talentos; puede robarme la picardía de lo que mis insinuaciones humanas me relatan durante la calma de un anhelo archivado en las membranas de los rencores y resignación que me separan de esta realidad. Un pregunta repetida es un ejercicio constante de la memoria; es como leer un mismo libro una y otra vez sin decidirte si en verdad te gusta tanto, por ejemplo.
Repito la pregunta al mismo tiempo que respiro, ¡y vale la pena!
Me puedo decir mentiras para generar una convulsión ética de lo que digo y lo que pienso, pero no dejar de hacerme la misma pregunta.
54
Toda vida antecede a otra por protección y necesidad de apego,
luego se encuentran por una fracción de tiempo, un permiso alterable que
palpita con la puesta del sol que las une en el horizonte basto de un beso. La
parada no es más que una estadía prodigiosa y predicha, advertida, de hecho,
que rebota en emociones y melodías naturales que definimos con bisílabos sin
sentidos, pero cargados de coherencias del alma.
La partida es igualmente anticipada, y no duele por atroz sino por sutil, porque crea figuras de elogios al ver dos cuerpos tan unidos. Y cuando duele es cuando revivo, porque se reactiva mi instinto y el tuyo pasa de largo a formarse como extracto de una vida que sucederá a la mía.
La partida es igualmente anticipada, y no duele por atroz sino por sutil, porque crea figuras de elogios al ver dos cuerpos tan unidos. Y cuando duele es cuando revivo, porque se reactiva mi instinto y el tuyo pasa de largo a formarse como extracto de una vida que sucederá a la mía.
Y viajaremos por siempre, para reencontrarnos y despedirnos
alrededor de la eternidad, distanciados, pero juntos. Seguiremos viajando
tomados de nuestros sentimientos al ritmo de lo que nos prometimos,
enseñándole, no al mundo, sino a los que deben aprender, porque donde ya no hay
sol, reina la noche, y para ver en espesura de la oscuridad, hay que saber usar
la luz de las promesas que nunca sucumben.
55
Si me recojo en una abrazo solitario, no es para que la ventana me
sople líneas de frío por la noche sino para cobijar la infantil inquietud de un
corazón expectante. Permanezco inerte mientras el sonido viaja a la velocidad
de los amantes, mientras las estrellas cortejan los crustáceos más afortunados
a la orilla del mar, mientras quedan atrapadas en mis sábanas las impurezas del
exterior; resguardo dócil la parte más viva en mí, a la que renunciaste para
que yo siguiera. Y todavía te prefiero a ti, concisa de exigencias mínimas y
hambre de pecho. Hambre de nosotros. Acomodándote imaginaria entre mis codos,
te veo al apagar las luces de los normales, y atento a lo que dice mi almohada,
sonrío de amor antes de caer dormido.
56
Si dentro de mi silueta cabe
algo más,
Quisiera yo que fuera la tuya,
Aunque sin nombre
O nacionalidad alguna,
Me conformaría con un despertar
Donde la noche se derrita por la mañana
Y vez de ver las aves volar
Ver tu rostro a mi lado
Y escuchar de tu pecho el palpitar.
Pero es que dentro de mi silueta queda un solo sentido centinela,
Una quimera asfixiante que he llamado condena
Para no dejarme abrumar por la soledad,
Que no es más que un grupo de rostros cualquiera,
Sonidos afables de un mundo extraño,
Elogios fortuitos de mis agallas
Pidiendo a gritos honestidad.
Que me bañe la luz de esta agonía,
Nadie sabe como tú lo que es habitar mi mundo,
Aquí no hacen falta espejos que me atraviesen los ojos
Porque lo evidente hasta me causa enojos;
No hacen falta notas ensayadas del piano
Sino es el calor de tus delicadas manos
Abrigándome desde cuello.
Sé que suena a un deseo en vano,
Pero nada es en vano desde este vacío oculto,
Nada es en vano desde esta calma perpetua,
Nada es en vano cuando se sobrevive
A una doble vida como la nuestra.
Y por más que me pierda en los vuelos de mi osadía
Siempre añoro el descanso en tierras de aguas doradas,
Para contemplar al menos una soledad distinta
A la que provocó el éxodo de mis ganas.
Quisiera yo que fuera la tuya,
Aunque sin nombre
O nacionalidad alguna,
Me conformaría con un despertar
Donde la noche se derrita por la mañana
Y vez de ver las aves volar
Ver tu rostro a mi lado
Y escuchar de tu pecho el palpitar.
Pero es que dentro de mi silueta queda un solo sentido centinela,
Una quimera asfixiante que he llamado condena
Para no dejarme abrumar por la soledad,
Que no es más que un grupo de rostros cualquiera,
Sonidos afables de un mundo extraño,
Elogios fortuitos de mis agallas
Pidiendo a gritos honestidad.
Que me bañe la luz de esta agonía,
Nadie sabe como tú lo que es habitar mi mundo,
Aquí no hacen falta espejos que me atraviesen los ojos
Porque lo evidente hasta me causa enojos;
No hacen falta notas ensayadas del piano
Sino es el calor de tus delicadas manos
Abrigándome desde cuello.
Sé que suena a un deseo en vano,
Pero nada es en vano desde este vacío oculto,
Nada es en vano desde esta calma perpetua,
Nada es en vano cuando se sobrevive
A una doble vida como la nuestra.
Y por más que me pierda en los vuelos de mi osadía
Siempre añoro el descanso en tierras de aguas doradas,
Para contemplar al menos una soledad distinta
A la que provocó el éxodo de mis ganas.
57
¿A qué huele la vida? Sería arriesgado resumirlo en un algo
preciso, pero al cerrar los ojos, el aroma es más fresco. La vida es fresca
como las ganas de vivir, como el temor a no poder abrir los ojos una última
vez. Como un abrazo de una idea jovial que perdura y perdura, así corre la vida
a través de nuestros inventos y nuestra evolución. Cierro los ojos cuando
necesito de ella, cuando ya he perdido las alternativas de batallar, porque si
alguien conoce de eternidades es ella, la que me sonrió cuando lloré por vez
primera; en el transcurso de este respiro que sostengo por segundos entre los
labios, olvido meditar o reflexionar o emitir opiniones, sino que la seduzco
con la esperanza de obtener un indicio de mi despedida. Así supera mis
expectativas con una ligera amenaza al reducir mi ritmo cardíaco y los pulmones
me reclaman el aire que sigo atrapando entre los dientes y la lengua. Eso
importa poco cuando la acaricio con los ojos cerrados, porque la vivo más y
mejor.
58
¿A qué sabe un llanto si no conoces la sonrisa?
Sabe a mar sin sal, a tempestad sin brisa; sabe a ilusiones de prisas, a invasiones absurdas; sabe a lo que tú no sabes y a lo que yo ignoro si te ocultas.
Quien más ha llorado, más anhela sonreír desde la cima, no de la victoria ficticia sino de la sensación que no rima, desde un espacio amoblado con comodidades del techo que rebotan en la cabeza, y ni dan dolor ni dan despecho.
¿Pero a qué sabe un llanto sin sonrisa?
Sabe a lo que sabe la destrucción, a lo que la nutrición del alma recita; sabe a una tragedia comedida, a una paz que no necesitas.
Y es que si se llora es porque antes has sonreído, y si es que no lo has hecho, no hay lágrima que te resbale las mejillas. Y lo que hace de este tránsito un llanto ensordecedor, es una sonrisa genuina que no refleja compromisos sino causalidades que se encuentran en el tiempo y congelan los pasos, pero no las estadías.
Sabe a mar sin sal, a tempestad sin brisa; sabe a ilusiones de prisas, a invasiones absurdas; sabe a lo que tú no sabes y a lo que yo ignoro si te ocultas.
Quien más ha llorado, más anhela sonreír desde la cima, no de la victoria ficticia sino de la sensación que no rima, desde un espacio amoblado con comodidades del techo que rebotan en la cabeza, y ni dan dolor ni dan despecho.
¿Pero a qué sabe un llanto sin sonrisa?
Sabe a lo que sabe la destrucción, a lo que la nutrición del alma recita; sabe a una tragedia comedida, a una paz que no necesitas.
Y es que si se llora es porque antes has sonreído, y si es que no lo has hecho, no hay lágrima que te resbale las mejillas. Y lo que hace de este tránsito un llanto ensordecedor, es una sonrisa genuina que no refleja compromisos sino causalidades que se encuentran en el tiempo y congelan los pasos, pero no las estadías.
59
Los lapsos de desahogos literarios llegan a prolongarse tanto como
el paso de los cometas y a durar tan poco como el desarrollo racional de lo
incólume que nos vuelve humanos. Pero a fin de cuenta, los lapsos son también
descansos de lo innecesario, y como toda arte, la de escribir también necesita
rasgarte desde dentro lo que más pretendes proteger. Y si juegas a hacer arte,
te arriesgas a perder el pudor de la intimidad en el más mínimo desliz de
rebeldía emocional que pueda despertarse en tus revueltas clandestinas por
creer, producir y ejercer.
Mis lapsos son largos, casi siempre oscuros y metódicos, con poca sensibilidad en la conciencia y extrema expresión en el tacto. Mi concepción de lo real ni siquiera se ve, por eso soy estímulo del conflicto cognitivo de lo que supongo ajeno e inerte, póstumo e incompatible; no se trata de una simple decisión tomada sino de un agravio moral que debí experimentar antes de adoptar. De la misma forma que se adoptan las formas de amar, se adoptan las de demostrar y explicar el vacío que dejan las entregas no consultadas. Hasta que nos encontramos por casualidad en la sala del oscuro infinito que nos vuelve íntimos, el espacio sideral más incomprendido y transitado de todos: la reflexión. Ahí discutimos y nos revolcamos entre las culpas sin que nadie más sepa que son nuestras, para que no nos descubran en el acto deshonroso de aceptar que hemos reconocido la verdad, pero preferimos maquillarla de una fantasía más ilógica que la magia.
Cuando el lapso acaba, acaba nuestro viaje vertiginoso, aterrizamos en la tierra firme de la madurez y salimos a combatir el mal de lo común, el pesimismo de nuestros miedos, el embarazo de nuestra cobardía.
Mis lapsos son largos, casi siempre oscuros y metódicos, con poca sensibilidad en la conciencia y extrema expresión en el tacto. Mi concepción de lo real ni siquiera se ve, por eso soy estímulo del conflicto cognitivo de lo que supongo ajeno e inerte, póstumo e incompatible; no se trata de una simple decisión tomada sino de un agravio moral que debí experimentar antes de adoptar. De la misma forma que se adoptan las formas de amar, se adoptan las de demostrar y explicar el vacío que dejan las entregas no consultadas. Hasta que nos encontramos por casualidad en la sala del oscuro infinito que nos vuelve íntimos, el espacio sideral más incomprendido y transitado de todos: la reflexión. Ahí discutimos y nos revolcamos entre las culpas sin que nadie más sepa que son nuestras, para que no nos descubran en el acto deshonroso de aceptar que hemos reconocido la verdad, pero preferimos maquillarla de una fantasía más ilógica que la magia.
Cuando el lapso acaba, acaba nuestro viaje vertiginoso, aterrizamos en la tierra firme de la madurez y salimos a combatir el mal de lo común, el pesimismo de nuestros miedos, el embarazo de nuestra cobardía.
60
Hacia donde apunten las luces caminaré y respiraré el furor que
arrastran las cenizas del ocaso. Me levantaré en señal de obediencia y seguiré
el sendero dibujado por la ficción de mis instintos; me cubriré los ojos cuando
las espinas se precipiten y me arañen los pies en las eras boscosas del
descuido; me cubriré los ojos para no ver que no veo. No habrá distracciones
tentadoras, no habrá nombres atrayentes, no habrá espejismos que eclipsen el
propósito de mi estadía, que nunca juró ser permanente sino un descanso de
recuperación de energía. Y hasta que no fuera evidente mi partida, no dejaría
yo las sombras que se hacen llamar árboles nutrientes.
Me mantengo en júbilo bajo la luz ferviente de un éxito incólume, discreto y sereno, rechazando apostasías ocultistas, fingidas, de brillo artificial que no se comparan con las únicas luces que sobre mí siguen resplandeciendo.
Hacia donde apunten las luces caminaré y respiraré con honra y gracia, con esmero y esperanza; caminaré confiado porque mis ojos reposan en la verdad de lo evidente y no en las melodías de lo supuesto.
Hacia donde apunten las luces habrá riesgos de ser encontrado, sí. Lo inminente no debe prolongarse más de lo adecuado.
Me mantengo en júbilo bajo la luz ferviente de un éxito incólume, discreto y sereno, rechazando apostasías ocultistas, fingidas, de brillo artificial que no se comparan con las únicas luces que sobre mí siguen resplandeciendo.
Hacia donde apunten las luces caminaré y respiraré con honra y gracia, con esmero y esperanza; caminaré confiado porque mis ojos reposan en la verdad de lo evidente y no en las melodías de lo supuesto.
Hacia donde apunten las luces habrá riesgos de ser encontrado, sí. Lo inminente no debe prolongarse más de lo adecuado.
61
He escrito durante varias vidas un testimonio idílico, un pasaje
complejo para las almas de pocas percepciones y al mismo tiempo sencillo para
ojos maravillados como los míos. Las he escrito con el entusiasmo de quien se
aproxima al futuro antes de que la sorpresa se arruine por la curiosidad,
meticuloso y caprichoso por cada palabra y anécdota descrita. Pero mi euforia
me hizo una mala jugada, y en el tumulto de mis páginas húmedas acumulé un
tintero ennegrecido que me tiñó los días de lamento y las esperanzas de burlas.
Pude salvar una pequeña porción de este presente latente que ahora confunde lo
que me haya robusto y aparatoso, inverosímil y de poca gracia; confunde lo obligado
de una conducta con el furor de una emoción cualquiera.
Y como ahora no me precipito al futuro, me arrimo a la única luz de mi interior, la que me dice que no hay voz más enternecedora que la de mi convicción y que el daño irremediable de mi error podrá traducirse en una lección armónica en mis años de sabio. Acobijado de ella me doy cuenta de la inflexión de este vacío, noto la inclinación de este espacio baldío y empiezo a encontrarme en un cuerpo diferente, en un complemento que dará vida a otra vida y a otros libros.
Y como ahora no me precipito al futuro, me arrimo a la única luz de mi interior, la que me dice que no hay voz más enternecedora que la de mi convicción y que el daño irremediable de mi error podrá traducirse en una lección armónica en mis años de sabio. Acobijado de ella me doy cuenta de la inflexión de este vacío, noto la inclinación de este espacio baldío y empiezo a encontrarme en un cuerpo diferente, en un complemento que dará vida a otra vida y a otros libros.
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