Te vi sonreír y me detuve sin
notarlo,
Se detuvo el sol y el día ya no
quiso ser noche;
Se detuvieron las aves,
El vuelo,
La brisa,
Hasta los pulmones se estimulaban
con tu impresión.
Te vi sonreír y me hice inerte;
Se detuvo el sentido,
El cuerpo ya no era sino
compacto;
Se detuvieron las olas y el mar;
Los mares
Apagaron los huracanes.
Te vi sonreír y me detuve,
Se detuvo el tiempo;
Te vi sonreír y me credo se
deshizo ante tu presencia
Mi intención quedó atrapada en un
poro congelado.
Quise acercarme y abrazarte
E indispuesto, claro, se detuvo
mi cuerpo.
El tiempo que fijé la mirada en
tu franqueza
Se colgó en mi culpa la
nostalgia;
Me sentí culpable,
Casi dueño absoluto del interior
de tu pesadumbre.
Ni siquiera te conozco bien,
Y lo confirmo no por los años a
tu lado
Sino por el descubrimiento
repentino que dejaste escapar
En un ensimismamiento,
Una sorpresa que no creíste
Llegar a escuchar jamás.
Desnudaste tu pudor,
Quedaste en evidencia,
Pero tierna situación que te
arrebató una sonrisa sin igual
Oculta y sacra
Que no volveré a ver jamás.
Pero qué fortuna la mía
Porque viví para verte sonreír de
verdad,
Como nunca nadie lo ha hecho,
Quiero ahora cambiar las piezas
del rompecabezas
Y enterrar tus depresiones en
campos menos vulnerables.
No quisiera dejar de ver esa
perfección en ti al sonreír,
Aunque no tolero reconocer que
sufres.
Tanto sufres que tu mirada llora
sin que lo notes;
Que tu mirada irrita
Y que al mirarte fijo
El corazón se me acelera como
ahora,
Y siento miedo,
Siento tu miedo.
Seamos justos,
Si voy a sentir tus males
Déjame también sentir tus bienes.
Y si alguna vez alcanzo tus
labios,
Bésame con los ojos abiertos
Para alimentar tu poca tolerancia
Con confianza
Y sensibilidad.
No muevas la lengua si no te
place,
Pero mírame fijo.
No cierres los ojos
Y hazme sonreír
Para que tú también te detengas,
Para que contemples lo que
contemplo
Ahora que todo se detuvo,
Eso,
Todo se detendrá para ti también.
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