Recordando me di cuenta de que
siendo joven recordaba poco haber sido niño,
que siendo joven sufrí la condena
de enfrentar el peligro sin armas para defenderme,
que un puberto vive las
atrocidades que la madre evita
que la inexperiencia me malconducía
que fui un inocente que rió,
que aprendió que las lágrimas no
son sal,
que la sal, en cambio, te hace
bien y mal,
que había afuera un mundo más
pequeño,
que los amigos crecían con sus
metas,
que los adioses chocaban contra
mi ventana,
que las luces se encendían sin
oscuridad,
que la división no era matemática,
que la mentira fue mi mejor
acompañante,
que yo dejé de ser yo para
engañarme y engañar a mi alrededor,
que cada vez que sonreía me
sentía triunfante y creía que el mundo tenía sentido,
que las arrecheras constituían
decepciones de por vida,
que madurar era hablar con
adultos de tabús que mis pares se negaban a preguntar,
que una relación amorosa constaba
de más de dos;
que me enfermé, que me curé, que
me caí y me levanté;
que fui de alguien y también de
nadie, que tuve mucho y que fui un cobarde,
que entrené con entrega para un
torneo imaginario y
que creaba en mi mente miles de
cuestionarios…
…recordando me di cuenta de que
antes tenía una vida y
que ahora solo tengo edad para
recordarla.
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